La fortaleza de Bitcoin es su debilidad

Hace unas semanas, un simple altercado entre dos hombres en una plataforma del metro conllevó el cierre total del distrito comercial más activo de Londres. Este incidente fue un ejemplo perfecto de cómo el comportamiento de una multitud mal informada puede conducir a consecuencias sorprendentes.

Se podría argumentar que la moda alrededor de las criptomonedas y particularmente Bitcoin, sea comparable a tales situaciones. El valor en dólares de un Bitcoin se ha multiplicado por 10 desde el comienzo de este año, y gran parte de ello parece estar alimentado por inversionistas que temen perderse el “cripto-rally”. Como asesores de inversionistas, ¿tenemos razón en mantener nuestro escepticismo sobre las criptomonedas, o nos hemos perdido el mayor rally del siglo XXI?

En 2008, en medio de la crisis financiera global, Bitcoin surgió como la primera criptomoneda. Su creador lo definió como un “sistema de efectivo electrónico entre pares”. Utilizando la tecnología Blockchain, el sistema se basa en una red de usuarios, computadoras de gran potencia y un libro de contabilidad compartida para validar (“shared ledger”) y autenticar transacciones financieras. La idea era evitar pasar por las instituciones financieras, lo que tenía sentido en un momento en que la confianza en el sector bancario era inestable. Bitcoin también llegó en un momento en el que los bancos centrales comenzaron la flexibilización cuantitativa. Muchos encontraron estas medidas altamente inflacionarias y encontraron refugio en Bitcoin como una reserva de valor estable a prueba de inflación.

Diez años más tarde, la confianza en nuestro sistema bancario se ha restablecido y los bancos centrales están poniendo fin a políticas monetarias poco ortodoxas. Entonces, ¿por qué Bitcoin ha aumentado 30.000 veces su valor desde que se lanzó por primera vez?   

Bitcoin está diseñado para crear un máximo de 21 millones de monedas. Esta supuesta fortaleza de la moneda es, de hecho, su talón de Aquiles. Con alrededor de 17 millones de monedas ya minadas, se lanzan nuevos Bitcoins a un ritmo cada vez menor. Esto implica que si la demanda de Bitcoins crece (por ejemplo, para fines transaccionales) el precio del Bitcoin puede sólo aumentar. Sin embargo, cualquier persona racional que tiene un activo supeditado a aumentar su valor será menos propensa a venderlo. En este caso, el uso de Bitcoin como medio de intercambio está condenado al fracaso. La drástica reducción en el suministro de Bitcoin, diseñado como una reserva de valor, no es una fortaleza. Es su mayor debilidad. Si la estructura de Bitcoin no lo hace un medio eficaz de intercambio, ¿de qué sirve?

Cada vez está más claro que las criptomonedas ya no sirven para el propósito previsto para ellas. Podemos encontrar hasta 1.300 de ellas, eso es 10 veces más que las monedas tradicionales. Pero rastrear el “cripto-universo” es menos obvio que en el caso de otras clases de activos. Para las monedas tradicionales, acciones y bonos, los inversionistas miran los fundamentos y las valoraciones para evaluar el atractivo de un activo. Sin embargo, las criptomonedas son imposibles de valorar. ¿Cuál es el valor razonable de un Bitcoin, 5.000, 15.000, 100.000 $? Es más o menos costoso que Ethereum? Cuando un activo no tiene un verdadero criterio de valoración, es prácticamente imposible llegar a una valoración justa.

Esta es la razón por la cual invertir en criptomonedas es una aventura arriesgada. Volviendo al Bitcoin y su oferta limitada, el precio está actualmente respaldado por un aumento significativo de la base de usuarios global, que aumentó de 5 millones en abril 2017 a más de 20 millones en el

momento. Sin embargo, si la confianza desaparece o si la demanda se desvanece por alguna razón, su precio podría caer a cero. No existe ningún mecanismo para reducir el suministro y mantener la estabilidad. Bitcoin sólo vale lo que alguien pagará por él, siendo en consecuencia objeto de grandes cambios en el sentimiento.

La reciente aprobación por parte de la SEC de autorizar a Derivatives Exchange (CBOE), con sede en Chicago, al lanzamiento del mercado de futuros para Bitcoin, constituye otra amenaza para la estabilidad. Su integración en la corriente principal de las finanzas significará mayor volatilidad y un aumento de la probabilidad de retiros de fondos (“drawdowns”).

Otro riesgo a tener en cuenta son los titulares de grandes cantidades de Bitcoin. Se estima que alrededor del 40% de Bitcoin está en manos de 1.000 usuarios. Este tipo de concentración en un mercado no regulado expone a los inversionistas a riesgos de connivencia y al abuso del mercado. Desde que se creó, Bitcoin ha caído en un 80% o aún más, en cinco ocasiones diferentes, y no nos sorprenderá cuando caiga de nuevo en una magnitud similar.

Como asesores de inversión, nuestras recomendaciones se basan en hechos, fundamentos y valoraciones. En este contexto, nos resulta imposible concluir que Bitcoin tiene algún valor particular.

Pero no todo es pesimismo y tristeza. La tecnología Blockchain en sí misma es una innovación valiosa. Estamos comenzando a ver su beneficio en la gestión de la cadena de suministro y en el comercio internacional, proporcionando una mayor transparencia a los consumidores finales. Esto contrasta de forma marcada con la opacidad y la confusión del mundo de las criptomonedas.